Mera invita a Clem a su casa para una noche tranquila de Netflix y relax. Al entrar, Clem se sorprende de lo impecable que está todo. Con una sonrisa pícara, bromea diciendo que ella solo limpia su casa cuando quiere algo más con la persona invitada.
La cámara se centra en Mera, quien, con una sonrisa maliciosa, cierra la puerta lentamente mientras susurra: “Yo también lo hago”, dejando claro cuáles son sus intenciones.
A la mañana siguiente, ambas están tumbadas en la cama, completamente agotadas. La casa, que antes estaba impecable, ahora es un completo desastre. Clem menciona el desorden, pero Mera, con una sonrisa confiada, le dice que no se preocupe, que lo limpiará después.
Corte a: Taro, el pobre empleado explotado de Mera, ahora es quien está limpiando la casa… a la fuerza. Mera lo observa con una sonrisa malvada, dándole latigazos para asegurarse de que haga un buen trabajo.
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